Cómo son los enchufes en Italia

Todos los enchufes instalados en el territorio italiano marcha con un voltaje estándar de 230 voltios. Además de esto, se tratan entre diez y 25 amperios, en lo que se refiere a corriente. Y tienen una continuidad, asimismo estándar, de 50 Hz.

Esto quiere decir que todos y cada uno de los gadgets organizados en esta región marchan con este rango citado. Conque, si deseas viajar a este país y deseas llevarte un electrodoméstico, tenlo presente.

¿Se necesita un adaptador?

Es dependiente del país de donde vengas. En ciertos casos, los enchufes coinciden, pero el voltaje eléctrico y la continuidad no. Por servirnos de un ejemplo, en varias ciudades estadounidense, Sudamérica, África e inclusive El país nipón, los electrodomésticos usan voltajes que van desde cien, 110, 115, 120 e inclusive 127V, con una continuidad de 60 Hz.

En estas situaciones es conveniente usar un transformador en vez de un adaptador para proveer la energía adecuada. En caso contrario, el aparato podría dañarse.

¿De qué manera son los enchufes en Venecia?

Los enchufes en Venice son del tipo C y F. Los enchufes C tienen 2 puntas redondas y se emplean en la mayor parte de los países de europa. Los enchufes F tienen tres puntas y se utilizan en Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Alemania, Grecia, los Países Bajos, Noruega, España y Suecia.

Italia es un país con una extensa variedad de enchufes, con lo que es esencial asegurarse de saber los diversos tipos antes de viajar allí. Los enchufes más frecuentes en Italia son el tipo C (generalmente popular como "enchufe europeo") y el tipo F (generalmente popular como "enchufe alemán"). Asimismo existen algunos enchufes de estilo italiano afines al tipo G que se utiliza en el Reino Unido.

Lectura del libro El Concilio de Egipto

El Concilio de Egipto es otra acusación literaria, donde, bajo el aspecto de un abad capaz y también entusiasmado, Giuseppe Vella, cuenta una historia de falsificaciones de códices medievales de la temporada del dominio árabe de Sicilia. El clérigo fragua un códice para remover las justificaciones de la aristocracia a sus permisos feudales, intentando encontrar su interés y el favor de la Santa Real Majestad de Nápoles, siempre y en todo momento en pugna con la vigorosa nobleza.

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